En un entorno de cadena de montaje, el humano consideró que la máquina estaba mejor preparada que una persona para organizar y dar órdenes
Teniendo en cuenta entornos donde humanos y máquinas trabajan juntos, en el estudio se plantearon tres situaciones: humano decidiendo sus tareas y las del robot, humano decidiendo sus tareas pero las del robot otra máquina, o la tercera opción, donde tanto las labores de robot y humano fueran decididas por una máquina.
Los resultados del experimento arrojaron un dato esperado: el equipo fue más eficiente cuando un ordenador indicaba qué debería realizar cada miembro del equipo. Pero lo que no se esperan los científicos es que esa situación también sería con la que el humano se iba a sentir más seguro y satisfecho.
El por qué de esta decisión fue tajante: el trabajador consideraba que la máquina era mejor organizando y asignando tareas que un humano. El entorno de una cadena de montaje ayudó mucho a ese resultado por la percepción de tareas más encasilladas asociadas al trabajo a realizar.
El estudio va a servir para mejorar el algoritmo que asigna tareas, con el firme propósito de que corrobore las expectativas de superar fácilmente a un humano incluso cuando se trate de reelaborar un plan establecido en caso de una incidencia en la cadena de trabajo. Y el humano parece que se dejaría llevar.
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