La importancia de los talentos Tech en los Emprendimientos

El conocimiento de tecnologías y la programación sigue siendo una de las mejores opciones al momento de emprender, pero no es un requerimiento. Siempre uno puede rodearse de un buen equipo de desarrollo. Sin embargo, al momento de emprender en un proyecto tecnológico es recomendable que el conocimiento de tecnologías sea parte del equipo fundador que vaya a tomar decisiones.

Tener noción de código ayuda a no perder el detalle de lo que está pasando en tu emprendimiento. No será necesario a alguien que traduzca el lenguaje técnico usado en las reuniones, pudiendo comprender acerca de qué se está hablando y cómo podría impactar una decisión técnica en el propio negocio.

Para llevar adelante un emprendimiento tecnológico exitoso, es casi seguro que necesitarán conocimientos de negocio y de tecnología para diseñar un producto adecuado, que presente la mejor experiencia de usuario para sus clientes y que permita entender y manipular las grandes cantidades de datos que se procesan hoy en día para convertirlos en conocimiento del comportamiento estos clientes.

Para gestionar estos datos y comprenderlos se utilizan herramientas digitales y, en ocasiones, procedimientos complejos, que se resuelven mediante determinados lenguajes de programación. Pero también es muy importante desarrollar el conocimiento sectorial y comercial necesario para dar valor a estos datos.

La figura del desarrollador es la estrella en la actualidad y sigue en crecimiento, ya que es una de las principales fuentes de valor e innovación para las empresas. Es un talento escaso. Se hace difícil sumarlos, y retenerlos, a la hora de lanzar un emprendimiento. Son realmente limitados los desarrolladores que suman valor al negocio y es necesario trazar estrategias para retener ese talento y darle la importancia que se merecen dentro del emprendimiento.

Es prácticamente imposible adivinar el camino que pueda tomar una idea. Podremos percibir o aventurar un futuro para luego crear lo que falta. Muchos emprendimientos ni siquiera fueron pensados como negocios. Crecieron porque sus fundadores crearon algo que el mundo necesita.

El mejor camino es el diálogo permanente con la mayor cantidad de personas posible sobre lagunas y vacíos que encuentran en su mundo. Haciendo las preguntas correctas ¿Qué falta? ¿Qué les gustaría hacer distinto? ¿Qué les molesta en su trabajo? Y observando que hacen frente a cada escollo del día a día. Quizás, entonces, detectemos un problema que ellos, conscientemente, no saben que tienen, pero que sabemos cómo resolver.

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